Lugar de encuentro,de estudio,de oración, de noticiario y trabajo para colaboradores, afines, y miembros de la Orden Católica de los Caballeros del Temple de Jerusalem.

Aquí podremos encontrar toda la información, los estudios y los trabajos de la Orden del Temple, tanto en la antigüedad como en la actualidad.

Así mismo iremos informando de las Celebraciones, investigaciones e Investiduras que se hayan realizado o se vayan a realizar.



NON NOBIS DOMINE, NON NOBIS SED NOMINE TUO DA GLORIAM

lunes, 23 de noviembre de 2015

OPERACIÓN KILO


OPERACIÓN KILO

El pasado día 03 de Octubre, la OCCTJ, realizo la Operación Kilo. La Operación Kilo consiste en estar en supermercados desde su apertura hasta su cierre para la recolecta de alimentación.
La OCCTJ, involucrada siempre en todos los problemas y necesidades de las familias que asiste,  realizaron recolecta de alimentación y productos de primera necesidad para poder darlos luego cada miércoles en la Despensa Solidaria a todas aquellas familias necesitadas.
Cabe destacar y agradecer la solidaridad de todas las personas que nos depositaron alimentación en todos los supermercados que estuvimos presentes.  La verdad que este año cabe destacar, que no fue como el año pasado, la OCCTJ, todos los Hermanos y Hermanas estuvimos presentes en cuatro supermercados pero no recolectamos como el año pasado que solo fueron dos supermercados.
Se nota el grave problema económico que padece nuestro País, ya que recolectamos menos que el año pasado, hay tantas familias necesitadas no solo en los barrios que asistimos, que desgraciadamente necesitamos ayuda para poder bastecer a mas barrios y a más familias que están padeciendo y sufriendo muchos problemas económicos, psicológicos y sociales.
No sólo participamos los Caballeros y Damas de la Orden sino también agradecemos la participación de todos nuestros Colaboradores de la OCCTJ que son la COMUNIDAD de nuestra PARROQUIA SEÑORA DEL ROSER, SON CLADERA. SIN ELLOS, NO HUBIESE SIDO POSIBLE CUBRIR TANTOS SUPERMERCADOS. MIL GRACIAS A TODOS LOS COLABORADORES, HERMANOS Y HERMANAS DE LA OCCTJ Y SOBRETODO GRACIAS A LOS ROTARIS POR CONTAR SIEMPRE CADA AÑO EN LA OPERACIÓN KILO.

MIL GRACIAS A TODOS.

NON NOBIS, DOMINE, NON NOBIS,
SED NOMINE TUO DA GLORIAM.


domingo, 22 de noviembre de 2015

CLASES DE REPASO GRATUITAS

CLASES DE REPASO
GRATUITAS

Este año, la OCCTJ, está impartiendo CLASES DE REPASO GRATUITAS DE PRIMARIA y  ESO,  como sigue haciendo en años anteriores, cada miércoles se está impartiendo Clases GRATUITAS todos los niños y niñas que por sus circunstancias personales y económicas no se pueden permitir un profesor de repaso particular. Este año contamos con nuevos profesores que a parte de la enseñanza y el repaso en las materias que los niños flaquean, fomentan la oración y la Fe ya que por desgracia en la actualidad, en todos los colegios e institutos, la Religión no es una asignatura obligatoria como era antiguamente y se están perdiendo los valores morales y católicos que conlleva una educación basada en el Fe, el Cristianismo y el Catolicismo.
A parte de un apoyo a nivel educativo reciben apoyo psicológico ya que por desgracia todos los niños y niñas que acuden a nuestras clases, sus familias se encuentran en una situación desfavorecida a nivel familiar y económico, fomentamos la autoestima a cada uno de ellos con apoyo y cariño incondicional que les ayuda a superar los problemas tanto en el colegio/instituto y así de esta manera al estar más arropados se sienten capacitados de aprobar cualquier materia.
Por este motivo, la OCCTJ, nunca dejará sin clases de repaso a cualquier niño/niña que lo pueda necesitar para no solo educarlos, instruirlo y educarlo como persona sino también que a través de las clases de repaso conseguimos que los niños y niñas que asistan y teniendo problemas de déficit de atención o hiperactividad, puedan ser capaces de ser personas extraordinarios y llegar capaces de ser como un AMADEUS, un buen MOZART, intentamos fomentar a nivel personal sus necesidades u déficits pero también  sus motivaciones.
Actualmente estamos con 25 niños en las clases de repaso, si desean mas información o apuntar a sus hijos, contacten con nosotros a nuestro número de teléfono: 602.39.08.22.
Siempre la OCCTJ, lo hace, sin ánimo de lucro y para MAYOR GLORIA DE DIOS.

NON NOBIS, DOMINE, NON NOBIS,
SED NOMINE TUO DA GLORIAM.

DESPENSA SOLIDARIA

DESPENSA SOLIDARIA

Como cada año, la OCCTJ, en su programa de acción social y actividades, cada miércoles todos los Caballeros y Damas están involucrados y participando activamente en la DESPENSA SOLIDARIA.
La Despensa Solidaria es un almacén de alimentos no sólo de primera necesidad como es arroz, pasta, legumbres, leche, etc.; sino también de productos de higiene personal tanto de adulto como de bebe, productos de droguería y bebidas.
Cada miércoles, la OCCTJ, reparte toda la alimentación y productos frescos, en las Parroquias de Son Cladera y Virgen de Lluc. Los destinatarios de esta prestación alimenticia son todas aquellas familias desfavorecidas empadronadas en los Barrios de Son Cladera y Virgen de Lluc que por su situación económica y familiar les impide sustentarse a nivel alimenticio.
No solo se ofrece dicha prestación alimenticia sino también contamos en nuestra plantilla con abogados y trabajadoras sociales que ofrecen asesoramiento jurídico, social y apoyo psicológico de manera gratuita a todas las familias necesitadas.
Por desgracia, en la actualidad que vivimos, de cada vez son más las familias que vienen a solicitar la prestación alimenticia y apoyo social, jurídico y psicológico.
La verdad que después de cada jornada, todos los Caballeros y Damas de la Orden, salimos con el alma partida. Son tantas las familias que necesitan de nuestra ayuda, no solo a nivel económico sino también a nivel psicológico.  Desde la OCCTJ, hacemos una llamada a todas aquellas personas que quieran colaborar con nosotros ya que la Despensa, actualmente, se en encuentra en una situación de bajos mínimos en cuanto al ofrecimiento de alimentación y productos a aquellas familias necesitadas. Cualquier persona que quiera colaborar, aunque sea con un litro de aceite, leche, conservas, alimentos para bebes como potitos, pañales, leche en polvo o de continuación; Embutidos, Carne, Bebidas, Desayuno, Fruta, Congelados Ropa, Juguetes, Muebles, etc; se puede poner en contacto con nosotros a través de nuestro móvil: 602.39.08.22 y todas nuestras familias necesitadas estarán encantadas con vuestros presentes, todo lo que hacemos es para Mayor Gloria de Dios. 

NON NOBIS, DOMINE, NON NOBIS,

SED NOMINE TUO DA GLORIAM.

NOMBRAMIENTO SARGENTOS TEMPLARIOS

NOMBRAMIENTO NUEVOS 

SARGENTOS  TEMPLARIOS

El pasado día 27 de junio del 2015, la OCCTJ, Orden del Temple, invistió a tres Hermanos a Sargentos.

La ceremonia, en está ocasión, tuvo lugar en nuestra segunda Casa Madre, la Parroquia de Nuestra Señora del Roser, en Palma. La ceremonia empezó sobre las 17.00 horas, estábamos todos los Hermanos y Hermanas Templarías.
Nos vestimos con nuestro Uniforme de Gala como antaño nuestros Hermanos, con nuestras Sobrevestas y Mantos para poder recibir y nombrar a nuestros tres nuevos Hermanos.

El decoro de la Iglesia, gracias a nuestro Padre Eusebio Capel fue espectacular, posteriormente, procedimos a la Investidura a Sargentos de los nuevos tres hermanos y hermanas: la Sargento Margarita, el Sargento Paul y el Sargento Jose Miguel. 

El nombramiento de estos tres Sargentos fue muy emotiva y personalizada ya que llevan mucho tiempo postulando  en la Orden del Temple. No sólo involucrándose para ayudar al más necesitado sino también en cada proyecto diario que realiza la Orden. Son ejemplos a seguir cada uno de ellos, reúnen todos y  cada uno de los nueve valores que debe tener un Caballero y Dama.

Posteriormente acabada la ceremonia,  toda la Hermandad, vestida con sus mejores galas, asistió como siempre, a la Eucaristía celebrada por el Padre Eusebio Capel. Siempre es un honor estar presente en sus homilías, nos reconducen y nos llenan de Fe, de Esperanza y de Amor para seguir con nuestra lucha diaria en ayudar a nuestro prójimo y poder continuar con toda nuestra labor que efectuamos a diario en la Orden del Temple.

Acabada la Eucaristía, todos los Hermanos y Hermanas de la Orden del Temple, lo celebramos juntos como familia, cenando en armonía, llenos de alegría y satisfacción por los tres nuevos Sargentos.

¡Enhorabuena a los tres Sargentos!

                     Non Nobis,  Domine, Non Nobis, 
                         Sed Nomini Tuo Da Gloriam


jueves, 19 de noviembre de 2015

LA PACIENCIA


La Paciencia
 La paciencia no es pasividad ante el sufrimiento, no reaccionar o un simple aguantarse: es fortaleza para aceptar con serenidad el dolor y las pruebas que la vida pone a nuestra disposición para el continuo progreso interno.
A veces las prisas nos impiden disfrutar del presente. Disfrutar de cada instante sólo es posible con unas dosis de paciencia, virtud que podemos desarrollar y que nos permitirá vivir sin prisas. La paciencia nos permite ver con claridad el origen de los problemas y la mejor manera de solucionarlos.
La paciencia es la virtud por la que soportamos con ánimo sereno los males y las tribulaciones de la vida, no sea que por perder la serenidad del alma abandonemos bienes que nos han de llevar a conseguir otros mayores.
La paciencia es una virtud bien distinta de la mera pasividad ante el sufrimiento; no es un no reaccionar, ni un simple aguantarse: es parte de la virtud de la fortaleza, y lleva a aceptar con serenidad el dolor y las pruebas de la vida, grandes o pequeñas. Identificamos entonces nuestra voluntad con la que debemos cumplir que es la divina, de la que procedemos, y eso nos permite mantener la fidelidad en medio de las persecuciones y pruebas, y es el fundamento de la grandeza de ánimo y de la alegría de quien está seguro de hacer lo que le dicta su propia conciencia.
La paciencia es un rasgo de personalidad madura. Esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con calma a que las cosas sucedan ya que piensan que a las cosas que no dependen estrictamente de uno hay que darles tiempo.
La persona paciente tiende a desarrollar una sensibilidad que le va a permitir identificar los problemas, contrariedades, alegrías, triunfos y fracasos del día a día y, por medio de ella, afrontar la vida de una manera optimista, tranquila y siempre en busca de armonía.
Es necesario tener paciencia con todo el mundo, pero, en primer lugar, con uno mismo.
Paciencia también con quienes nos relacionamos más a menudo, sobre todo si, por cualquier motivo, hemos de ayudarles en su formación, en su enfermedad. Hay que contar con los defectos de las personas que tratamos –muchas veces están luchando con empeño por superarlos-, quizá con su mal genio, con faltas de educación, suspicacias… que, sobre todo cuando se repiten con frecuencia, podrían hacernos faltar a la caridad, romper la convivencia o hacer ineficaz nuestro interés en ayudarlos. El discernimiento y la reflexión nos ayudarán a ser pacientes, sin dejar de corregir cuando sea el momento más indicado y oportuno. Esperar un tiempo, sonreír, dar una buena contestación ante una impertinencia puede hacer que nuestras palabras lleguen al corazón de esas personas.
Paciencia con aquellos acontecimientos que llegan y que nos son contrarios: la enfermedad, la pobreza, el excesivo calor o frío… los diversos infortunios que se presentan en un día corriente: el teléfono que no funciona o no deja de comunicar, el excesivo tráfico que nos hace llegar tarde a una cita importante, el olvido del material del trabajo, una visita que se presenta en el momento más inoportuno. Son las adversidades, quizá no muy trascendentales, que nos llevarían a reaccionar quizá con falta de paz. En esos pequeños sucesos se ha de poner la paciencia.


NON NOBIS, DOMINE, NON NOBIS, 
SED NOMINI TUO DA GLORIAM


LA PRUDENCIA


 la prudencia
Es una de las cuatro virtudes cardinales, nos ayuda a conservar la compostura, tomar mejores decisiones y a dar un trato amable hacia los demás en todo momento, adelantarnos a las circunstancias forjando una personalidad decidida y emprendedora, tratémosla ahora como el valor que nos ayuda a resolver con mayor conciencia las situaciones ordinarias de la vida, nos ayuda a reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras y acciones, teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia.
Esta virtud no se forja a través de una apariencia, sino por la manera en que nos conducimos ordinariamente. Posiblemente lo que nos cuesta más trabajo es reflexionar y conservar la calma en toda circunstancia, la gran mayoría de nuestros desaciertos en la toma de decisiones, en el trato de las personas o formar opinión se deriva de la precipitación, la emoción, el mal humor, una percepción equivocada de la realidad o la falta de una completa y adecuada información.
La falta de prudencia siempre tendrá consecuencia en todos los niveles, personal y colectiva, según sea el caso, como quienes se adhieren a cualquier actividad por el simple hecho de que “todos estarán ahí”, sin conocer los motivos verdaderos y las consecuencias que pueda traer el realizar actividades poco recomendables creyendo que estamos a salvo.
Es importante tomar en cuenta que todas nuestras acciones estén encaminadas a salvaguardar la integridad de los demás en primera instancia, como símbolo del respeto que debemos a todos los seres humanos.
La verdadera lucha y esfuerzo no están en situaciones un tanto extraordinarias y fuera de lo común, en ocasiones decimos cosa que lastiman a los demás por el simple hecho de habernos levantado de mal humor, de tener preocupaciones o exceso de trabajo porque nos falta capacidad para comprender los errores de los demás o incluso nos empeñamos en hacer imposible la vida de los demás ya sea porque nos son antipáticos o los vemos como rivales profesionalmente hablando.
Si nos tomáramos un momento para pensar, esforzándonos por apreciar las cosas en su justa medida, veríamos que en muchas ocasiones no era necesario reprender tan fuertemente  a los hijos o discutir acaloradamente por un desacuerdo en el trabajo o en casa, evitar conflictos por comentarios de terceros. Tal pareciera que tenemos un afán por hacer los problemas más grandes, actuamos y decimos cosas de las que por lo general nos arrepentimos.
Tal vez no se nos ha ocurrido pensar que al trabajar con intensidad y aprovechando el tiempo, cumplir con nuestras obligaciones y compromisos, tratar a los demás amablemente y preocuparnos por su bienestar es una clara manifestación de la prudencia. Toda omisión a nuestros deberes asi como la inconstancia para cumplirlos, denotan la falta de conciencia que tenemos sobre el papel que desempeñamos en todo lugar y que nadie puede hacer por nosotros.
La experiencia es, sin lugar a dudas, un factor importante para actuar y tomar mejores decisiones, nos hace mantenernos alerta de lo que ocurre a nuestro alrededor, haciéndonos más observadores y críticos, lo que permite adelantarnos y prevén en todos sus pormenores el éxito o fracaso de cualquier acción o proyecto.
Por prudencia tenemos la obligación de manejar adecuadamente nuestro presupuesto, cuidar las cosas para que estén siempre en buenas condiciones y funcionales, conservar un buen estado de salud física y mental, sin embargo no debemos olvidar que lo espiritual es lo más importante, el alma debe ser lo que  mantengamos en las mejores condiciones posibles, cuidémosla! Nos dice Santo Tomas de Aquino “el hombre al pecar es imprudente” analicemos esto y consideremos que al ofender a Dios descuidamos el alma, sobre todo porque no tomamos en cuenta la magnitud de la ofensa hecha.
El valor de la prudencia nos hace tener un trato justo y lleno de generosidad hacia los demás, edifica una personalidad recia, segura, perseverante, capaz de comprometerse en todo y con todos, generando confianza y estabilidad en quienes le rodean, seguros de tener a un guía que los conduce por un camino seguro.

NON NOBIS, DOMINE, NON NOBIS, 
SED NOMINI TUO DA GLORIAM


LA HUMILDAD

La Humildad
Tal parece ser, la virtud de la humildad, ya no es de este tiempo, pues en la actualidad toda persona vive sumergida en  el egoísmo y la soberbia.
Sin embargo el alma del hombre siente una irresistible inclinación a alcanzar un elevado ideal, un algo superior, es por ello que el hombre aspira a grandezas. Para alcanzar ese ideal existen dos caminos, el de la soberbia, que siguieron los ángeles rebeldes, Adán, algunos filósofos paganos, y tantos y tantísimos hombres, que cayeron en un estado miserable por dejarse arrastrar por el orgullo, comidos por la ambición de elevarse sobre los demás; y el de la humildad, por el que el mismo Cristo nuestro señor y la Santísima Virgen María  son  ensalzados por Dios: “Porque ha  puesto la mirada en su humilde esclava”. “Dios ensalza a los humildes y abate a los soberbios”. “El que se humilla será ensalzado, el que se ensalza, será abatido”
Santo Tomás estudia la humildad en la 2-2, 161, y dice: “La humildad significa cierto laudable rebajamiento de sí mismo, por convencimiento interior”. La humildad es una virtud derivada de la templanza por la que el hombre tiene la facilidad de moderar el apetito desordenado de la propia excelencia, pues al humillarse a sí mismo reconoce y acepta su pequeñez y su miseria, principalmente con relación a Dios. Por eso santa Teresa nos dice “la humildad es andar en verdad; que es muy grande no tener cosa buena de nosotros, sino la miseria y ser nada; y quien esto no entiende anda en mentira”.
Pero la humildad no viene a negar cualidades verdaderas, sino a hacer fructificar los talentos (Mt 25, 14). Así como la fe es el fundamento positivo de la vida cristiana porque establece el contacto inicial con Dios, la humildad remueve los impedimentos de la vida divina en el hombre, que son la soberbia y la vanagloria que obstaculizan la gracia, dice Santo Tomás en la 2-2 161, 5.
«Sed humildes unos con otros» (1 Pe 5). Excelente manera de practicar la humildad se nos ofrece al tener que recibir la corrección. Hay que estar abiertos a la corrección fraternal. Que se nos puedan decir nuestras faltas sin que nos enfademos o nos ofendamos, sin que tratemos de justificarnos. Agradeciendo la corrección como una colaboración que se nos da para mejorarnos. “Quien bien te quiere, llorar te hará”. Sin embargo es más fácil que busquemos la compañía de aquellos que nos adulan con su palabra o con su silencio, en el que queremos interpretar su afecto hacia nosotros. Es bueno que nos reunamos con quienes nos puedan enseñar. Sería perjudicial que no quisiéramos más que enseñar nosotros. Porque nos cerraríamos y pronto nos quedaríamos pobres, al no ensanchar más los horizontes.
Aprender de todos y manifestar que estamos aprendiendo. Confesar que aquello no lo habíamos entendido hasta hoy. Aceptar nuestra limitación no nos humilla sino que nos ennoblece. Pocas veces se está dispuesto a querer aparecer como ignorante en una materia y es propio de almas inmaduras querer dar la impresión de que lo saben todo.
Los fundamentos de la humildad son la verdad y la justicia. La gloria de todo lo bueno que tiene el hombre, pertenece a Dios. Así dice San Bernardo: “Con un conocimiento verdadero de sí, el hombre se desprecia a sí mismo”. Hemos de practicar la humildad con la Sencillez en el hablar, sencillez en el escribir, la naturalidad en el trato, como en familia, como entre fratres, que se estiman y se respetan.
Pero la humildad va más allá de las palabras. No consiste ciertamente en hacer profesión de nuestra inutilidad, quedándonos por dentro la conciencia engañada por un deseo de no vernos tal y como realmente somos. La Humildad ante Dios es un reconocimiento de la realidad de nuestro ser, de nuestra vida y de nuestros actos. Pero le cuesta a nuestra naturaleza aceptarse tal cual es, ansiosa, de ser más de lo que se es.
Para adquirir la verdadera humildad, es necesaria una reparación clara. Una confesión sincera. Un reconocimiento de nuestro carácter, ser el primero en lamentarlo, y el no querer ser así. Un reconocimiento sencillo y humilde glorifica más a Dios y restablece la armonía social, y la eleva a mayor altura que la que tenía antes del destemplado arranque de genio. A eso hay que llegar. No debe el hombre creer fácilmente que es mejor de lo que es. Ni debe tener miedo de reconocer su limitación: A veces es sólo eso lo que hace falta. Que uno mismo lo vea. Y se hará amable a Dios y a los hombres.
El despego es necesario para que se desarrolle la vida de oración. Porque cuando se oye hablar de apegos y de desapegos inmediatamente las personas piensan en apegos a algo que está fuera de sí. Pero no, el apego mayor, el que tarda más en desaparecer, es el apego al yo interior. Los apegos a lo exterior tienen su raíz en quien goza, o teme, que es el yo interior. Ese despego del yo, ha de venir como fruto de una sincera y desnuda oración. A la vez que potenciará la misma oración. “Porque el desapego es limpieza y son los limpios de corazón los que ven a Dios” (Mt 5, 8). Además, por ser la humildad el fundamento de todas las virtudes, y porque sin ella no puede llevarse una verdadera vida cristiana, esta ha de ser deseada por todo discípulo de Cristo que quiera imitar las virtudes de su Maestro y dar al mundo un testimonio de vida convincente.
Para conseguir esta virtud, tan rara en el mundo, donde abunda la soberbia de la vida, es indispensable que se reflexione a menudo en lo que somos en el orden natural y en el sobrenatural. En aquél, miseria, ceniza, nada. En éste, pecadores e inclinados al mal y merecedores del eterno castigo. Frecuentemente nos manda la Iglesia recitar: «Humillémonos ante el Señor». «Reconozcamos nuestros pecados». Si pensamos en nuestros pecados nos humillaremos de verdad. Esta humildad transformará nuestras relaciones sociales al hacernos más comprensivos con los defectos de nuestro prójimo, si pensamos que Dios nos ha perdonado tanto a nosotros (Mt 18,21-34). <Esta humildad no nos dejará ver la paja en el ojo ajeno sino que nos centrará en la viga que tenemos atravesada en el nuestro > (Mt 7,3). El reconocimiento verdadero de nuestra vida conseguirá que nos veamos despreciables y viles a nuestros propios ojos. Esto nos llevará a confiar en Dios y a orar siempre para que fortalezca nuestra alma y nuestro espíritu. 
Es necesario que pidamos a Dios este don tan principal, esta tan sublime gracia de la virtud egregia de la humildad. De  él viene todo lo bueno, y de él nos ha de venir la humildad, y él la concede a los que se la piden contrita y confiadamente. El Beato Columba Marmion solia pedirla rezando estas preces humildes [contenidas en el Militia Templi Orationis pagina 40 llamada Letanías de la humildad] y que tanta paz dejan al que las saborea.
Fortalecerá el deseo de ser humildes la amorosa contemplación de Cristo humilde antes de nacer, en su nacimiento, en su vida oculta de Nazaret. Él es un pobre aldeano, un obrero manual, sin estudios en academias ni universidades, sin dejar traslucir un solo rayo de su divinidad. La humildad de Jesús en su vida pública. Escoge sus discípulos entre los más ignorantes y rudos, pescadores y un publicano. Busca y prefiere a los pecadores, a los afligidos, a los niños, etc., vive pobremente, predica con sencillez, ensena con ejemplos populares al alcance de la inteligencia. «Cristo no hizo alarde de su categoría de Dios. Tomo condición de siervo pasando por uno de tantos» (Flp 2,7) Hemos de meditar mucho en la actitud de Cristo humillado «entonces le escupieron la cara y lo abofetearon…» (Mc 15,19). Nuestra fe, es humildad, amor serio de los hombres hasta la cruz, también María nos ayudara con su ejemplo y su plegaria de madre a conseguir la perfección de esta joya, la humildad.



NON NOBIS, DOMINE, NON NOBIS, SED NOMINI TUO DA GLORIAM