CUARTO DIA DEL VIAJE
Tras unos días de
descanso, retomamos aquí nuestro relato, que en esta ocasión nos llevará por
tierras de Galicia,concretamente a Santiago de Compostela.
Salimos
de Ponferrada con rumbo a Santiago, el día era sombrío, como suele ser por esas
tierras en numerosas ocasiones, el viaje fue como cualquier otro, doscientos y
pico de kilómetros casi todos de autopista, que nos llevaron a las puertas
traseras del Monasterio de San Martín Pinario donde nos hospedamos los dos días
que permanecimos en Santiago.
El
edificio de unos 20,000 metros cuadrados ha pasado por varias fases, antaño fue
convento, más tarde seminario, también fue prisión y actualmente es una
hospedería enorme. Nosotros nos alojamos en una de sus celdas que carecen de
toda modernidad, ni televisor, ni teléfono, el baño dentro de la celda esta
reformado y en general bastante limpio y silencioso, perfecto para pasar unos
días de relajación, como no, visitando Santiago.
Tras alojarnos y puesto que se acercaba la
hora de comer, salimos a buscar uno de esos logares donde dicen que se come tan
bien, no hubo suerte; y al final fuimos a parar a uno de tantos restaurantes
enfocados al turismo y comimos (auténtica comida típica para turistas) ese fue
el primer y único patinazo a Dios gracias,y aunque era festivo encontramos
numerosos establecimientos abiertos, entre ellos una oficina de Información y Turismo,
en la que nos atendieron bien aunque el tema del Temple no era de su dominio,
no obstante, nos recomendaron visitar la ruta del casco antiguo y nos
proporcionaron una guía para realizar el recorrido con horarios, itinerario y
demás.
Iniciamos
el recorrido histórico por las calles céntricas y fuimos visitando diversas
iglesias que en Santiago si permanecían abiertas, también disfrutamos de la
arquitectura del casco antiguo lo que
nos llevo unas tres o cuatro horas en plan paseo, el tiempo acompañó nublado y
sombrío, pero sin llover, como a mí me gusta, ciertamente en ese aspecto tengo
que reconocer que soy algo fúnebre ¿qué
se le va a hacer?. Serian sobre las seis de la tarde y todavía quedaba tiempo
para más, así que nos dirigimos al museo de Tierra Santa, un poco decepcionante
desde nuestra perspectiva, claro está, yo veo Museo de Tierra Santa y pienso en
El temple, ¿ lógico verdad ? Pues no, ni una sola mención al tema, únicamente
una réplica de la espada de Godofredo de Bouillon y en cuanto al medievo en Tierra Santa nada
más. Ésta es la réplica de la mencionada espada,la de Godofredo de Bouillon, que no quiso ser rey de Jerusalem porque según él, el legítimo rey de Jerusalén era nuestro señor Jesucristo, “y no le faltaba razón”, aunque eso no impidió que Balduino I tomase posesión del reino, al que sucedieron otros tantos Balduinos.
Lo que sí pudimos contemplar en el museo fue: entre numerosos objetos prehistóricos unas magníficas maquetas de Jerusalem en tiempos de Jesús así como del interior del Sepulcro y también de la Basílica del Santo Sepulcro.
Este es el aspecto que al parecer
tenía la ciudad Santa en la antigüedad, amurallada y bastante grande claro que
para la época no estaba mal en la maqueta pueden distinguirse cinco recintos,
dos de ellos fortificados.
Maqueta de la Basílica Del Santo Sepulcro, en
la foto no puede apreciarse, pero esta maqueta es una verdadera obra de
ingeniería, se pueden desmontar la partes exteriores y contemplar las estancias del interior,
claro que debes conformarte con que te lo digan, de verlo
(na de na.)
En una de las salas, la dedicada a las
maquetas, pudimos contemplar una reproducción del Sepulcro en el que enterraron
a Jesús, realmente eran dos partes, una exterior y la segunda del interior del
sepulcro, aunque habían más maquetas, en mi opinión las interesantes las
muestro en este artículo.
Como se puede
apreciar en las fotos, parece
ser que el Sepulcro estaba excavado directamente en la roca, aunque yo
no lo había imaginado así, el interior lo imaginaba como una sala única
de unos dos o tres
metros por lado, sin embargo, lo que se ve en la reproducción es un
habitáculo
bastante más alto de lo que yo creía y dos salas bien diferenciadas, la
primera
a la cual se accedía desde el exterior por una especie de túnel de
dimensiones
no demasiado grandes, y una segunda estancia con una cavidad en forma de
bóveda
y con su base plana, donde al parecer depositaron el cuerpo sin vida de
Jesús.
La entrada al Sepulcro siempre la imaginé a ras de suelo y no excavada
en esa
especie de rampa, en la que se aprecia la losa que usaron para sellar la
entrada, que al parecer no debía de medir más de un metro cuadrado. En
el
margen inferior derecho de la foto de la derecha se ve perfectamente la
entrada
que comunica con el exterior, sellado con la losa.
Al
salir no pude reprimir mi curiosidad y le pregunté al Pater que vigilaba el
museo, si había alguna razón en especial por la cual no se mencionaba a los
Templarios que fueron los guardianes de Tierra Santa, y por respuesta me dijo
que no fue una época importante, visto lo cual decidí no formular más
preguntas, salimos del museo y curiosamente la tarde todavía dió para más.
Regresamos
a la plaza del Obradoiro donde llegamos a tiempo de coger un tren
turístico que
no paseo en plan “guiri “ por la ciudad y además de descansar los pies
vimos
partes de Santiago en tan sólo 30 minutos que de otra forma hubiéramos
necesitado dos o tres horas de las que no disponíamos. Así dimos por
concluido el recorrido de ese día, nos dirigimos de nuevo al monasterio
de San
Martín Pinario y al pasar por delante del comedor, que todavía no
habíamos visto, nos pareció bien el menú para la cena y nos quedamos a
cenar.
Al
entrar en el comedor, me pareció más una gran sala capitular que un
comedor
propiamente dicho, las mesas estaban ocupadas por numerosos peregrinos,
nos
llamó la atención la mesa de al lado en la que había varios ingleses y
un
matrimonio que parecía Japonés con dos chicas mas jóvenes (
probablemente sus
hijas ) que al parecer, por los numerosos besos y abrazos se debían
despedir de unos compañeros de peregrinaje, o al menos esa fue nuestra
impresión, de lo que no tengo duda es de que eran peregrinos.
En la fotografía se puede apreciar la parte
alta de lo que en la actualidad es el comedor de la hostería , pero yo sigo
pensando que parece mas una sala capitular que un comedor.
Como podéis apreciar las imágenes son
claras
o al menos así lo fueron para
nosotros, eso si no pude averiguar lo que hacían allí esos escudos en relieve,
pero son demasiados para ser algo puramente ornamental, ya que en total cinco
de los escudos eran cruces Templarias, un sexto, mostraban un Birrete y un
báculo y el séptimo, no llegué a saber el significado.
Y éstos son los
dos que faltaban, quizás sean escudos de armas de familias nobles o algo así,
de cualquier modo son impresionantes, y el resto del día fue como el de
cualquiera que visita Santiago, visita a La Catedral, el abrazo al Santo, un
vistazo a la cripta etc., claro que para esas pocas cosas necesitas al menos
medio día, pero al fin y al cabo ese no es el asunto que nos ocupa, el resto
del día lo pasamos viendo algunas cosas más de la ciudad, después al aeropuerto
y para Mallorca.
Y aquí termina mi relato no sin antes obsequiaros con mi última fotografía que realice en el museo de Tierra Santa, una foto de la Santa Faz para cuya belleza no tengo palabras NND.
Crónica Realizada por:
Fr.+ Andrés González Martínez
Maestro de Ceremonias