0. CURIOSIDADES
DE LA ESGRIMA
-“Tocar sin ser tocado” es el
principio fundamental de la esgrima.
-La palabra esgrima proviene
probablemente del sanscrito “carma”. Más recientemente provendría del alemán
medieval “skremen”, que significa “el arte de defenderse”.
-El documento más antiguo en el que
se registra una escena de esgrima, como torneo o como competencia, se encontró
en Egipto y data de 1190 a.C. Con motivo de una victoria el faraón Ramsés III,
éste organizó un torneo de esgrima en el Templo de Medinet Habou, del cual
existe una ilustración en bajo relieve, donde los esgrimistas aparecen con
espadas que tienen puntas protegidas, usando también yelmos y armaduras,
incluso se puede identificar un juez que preside el combate. Según rezan los
jeroglíficos de la representación, la prueba estaba debidamente reglamentada.
- En Roma la esgrima era practicada
como parte de la preparación del ejército. Se denominaban “lanistas” a los
maestros de esgrima.
-En la
alta Edad Media, la importancia de la espada en el caballero, la convierte en
el símbolo de los héroes, con ella defendían a los débiles o a los enemigos de
la Iglesia.
-En la Edad Media se pueden
distinguir tres prácticas de esgrima o con armas: los juicios de Dios, las
justas y los duelos.
En los denominados Juicios de Dios
se trataba de hacer justicia entre un ofensor y un ofendido a través de un
encuentro de espada donde la justicia divina sólo favorecería al que tuviera
razón. Los equívocos fueron tan obvios que se prefirió la falible razón humana.
Las justas o torneos eran fiestas
obedientes a códigos bastante elaborados. Terrenos demarcados en los cuales los
combatientes se batían, lugares para el público, armas despuntadas, reglamentos
y árbitros hacían parte de estos festivales de armas. A mediados del siglo XVI
estos torneos desaparecieron.
-El duelo
está íntimamente ligado a la historia de la esgrima y aunque casi siempre ha
estado prohibido, perduró durante siglos. Casi siempre los duelos eran para
solucionar conflictos personales relacionados con el honor y podían ser a
muerte o a primera sangre.
-En el siglo XV, en España, aparecen los primeros
tratados que establecen las pautas para el ejercicio de esta actividad:
"La verdadera esgrima" (1472) de J. Pons y "El manejo de las
armas de combate" (1473) de P. de la Torre.
-Fue el maestro Charles Besnard el
primero en utilizar la palabra fleuret (florete), separar las acciones de
ataque y defensa, el avance y retroceso en una línea e introducir el saludo.
Posteriormente, la introducción de la careta por La Boessiere permitió la
creación del concepto de frase de arma (phrase d´armes) o secuencia de
acciones: ataque, parada, contestación y contra-contestación.
-En 1900 se introduce la espada en
los Juegos Olímpicos de San Luis. Las mujeres participan por primera vez en los
Juegos Olímpicos de 1924 en florete. La espada femenina espera hasta los Juegos
Olímpicos de 1996 y el sable femenino en las olimpiadas de 2004.
-Uno de los avances definitivos en
la esgrima en el siglo XX fue la introducción del aparato eléctrico para la
señalización de los tocados. En 1936 se utiliza por primera vez un aparato que
registraba los toques de espada, en 1956, en los Juegos de Helsinki, el florete
utiliza el control eléctrico, mientras que el sable lo hace en 1989.
-La Federación Internacional de Esgrima se funda en
Paris, el 29 de Noviembre de 1913, reuniendo las Federaciones de Alemania,
Bélgica, Bohemia (Actual República Checa), Francia, Gran Bretaña, Holanda,
Hungría, Italia y Noruega. La esgrima ha estado presente en todos los Juegos
Olímpicos.
1.
ORIGENES HISTORICOS DEL MANEJO DE LAS ARMAS
La
historia del manejo de las armas discurre paralela a la de la propia humanidad.
El hombre prehistórico, consciente de su inferioridad física respecto de muchos
animales a los cuales debía dar caza para alimentarse, o de los que debía
defenderse, necesitó suplir las armas naturales, de las que carecía, por otras
artificiales de su propia creación. A medida que fue dominando la técnica de la
fabricación de instrumentos para uso personal, estas armas evolucionaron desde
el simple palo hasta el metal, pasando por las rudimentarias de piedra.
En un
momento de su evolución, el hombre, que hasta entonces habla utilizado estas
armas con el objeto de cazar -habiendo alcanzado en tal función un progresivo
perfeccionamiento, como puede apreciarse en los testimonios gráficos que nos
han llegado hasta nuestros días a través de las pinturas rupestres-, comenzó a
utilizarlas para defenderse de otros hombres, o incluso para atacarles, tanto
para dirimir conflictos particulares como grupales, como consecuencia del
desarrollo del instinto social y de las relaciones de poder que éste instauró.
Pera
obtener el mayor provecho posible de las armas, el hombre procuró ejercitarse
en su manejo razonado, valiéndose unas veces de la fuerza y otras de la
habilidad, así, a medida que las civilizaciones antiguas fueron
desarrollándose, se progresó en el estudio de las armas. La primera espada que
se conoce es la descubierta en la tumba de Sargon, primer rey de Ur.
En Caldea,
y se trata de un arma con hoja de bronce, con una antigüedad calculada de más
de 50 siglos.
Los
testimonios más antiguos sobre la esgrima se refieren a los principios teóricos
del manejo de las armas que, en la India antigua, eran recogidos en uno de los
libros sagrados, en el cual aparecían, incorporados a la iconografía
tradicional de dioses y héroes mitológicos, los nombres de treinta y dos clases
de armas diferentes: espadas, sables, dardos, lanzas, hachas, mazas, etcétera.
La casta
sacerdotal miraba esos principios como una ciencia revelada, por lo que no
resulta extraño el hecho de que los primeros profesores de esgrima fueran los
brahmanes, que impartían sus lecciones en la plaza pública. Este ámbito de
difusión de los principios del ejercicio de las armas quedó restringido, más
adelante, a la casta guerrera.
Del
antiguo Egipto sabemos en nuestros días uno de los géneros más practicados fue
la esgrima de bastón, utilizada como ejercicio preparatorio para el manejo de
las otras armas función que, con el tiempo, vendría a cumplir el florete.
El manejo
de este bastón se puede observar representado en numerosos monumentos egipcios
antiguos. Se trata de un arma provista de una empuñadura que protege la mano
que la sostiene. Con el otro brazo, no armado, protegido por una especie de
escudo reducido consistente en una lámina delgada con tres abrazaderas por las
que se pasa el brazo, se para el ataque contrario.
En la
Grecia Clásica, bien sabido es la boga que tuvieron los ejercicios corporales y
los juegos guerreros. Varios géneros de esgrima se practicaban en los famosos
Juegos Olímpicos y en los Juegos Istmitos.
Ya en el
siglo IX a.c., Homero se refiere al combate singular durante las fiestas
públicas, que designa con la palabra «hoplomachie».
Entre los
griegos, como sucedía en la mayor parte de los pueblos antiguos, el arma se
utilizaba tanto de filo como de punta, y su forma adoptó diversas variables,
según las épocas.
Los
griegos se entregaban a menudo a simulacros de guerra, en los que se servían de
picas sin hierro, de espadas sin punta. Ejercitaban su fuerza y su agilidad
mediante numerosos ejercicios gimnásticos, a los que estaban acostumbrados
desde la niñez. Y hubo incluso escuelas en las que se cultivaba con esmero el manejo
de la Espada. Los maestros de Esgrima eran llamados «hopleomades».
Sin
embargo, aquella primera esgrima no podía menos que ser incompleta. La
defensiva era ejercida principalmente por el escudo. Además se aprendía a
esquivar el golpe desplazándose hacia atrás o hacia delante, o agachándose.
El
desarrollo fundamental de la esgrima en Grecia tiene lugar en Esparta, donde
también se le confiere una importancia especial al escudo, hasta el punto de
que se le estimaba tanto como a la propia espada. Abandonar el escudo
constituía para el guerrero una indeleble mancha. Los guerreros muertos eran
extendidos sobre sus escudos. Hasta hoy se cita una célebre frase de una madre
espartana a su hijo: “Vuelve con el escudo o sobre el escudo”.
Sin
embargo, aun después de la empresa más gloriosa, el espartano era castigado si
había combatido sin escudo, pues se pensaba que el valor temerario no era
suficiente para vencer, sino que era preciso emplear en el combate toda la
técnica aprendida, en la que el escudo jugaba tan importante papel.
La espada
espartana era algo más larga que la que usarían los romanos, pero relativamente
corta en comparación con las armas de la Edad Media y de la actualidad. Era
aguda, de dos filos, más delgada hacia la empuñadura y ligeramente abultada
hacia el inicio de la punta.
Un cambio
demasiado brusco en el armamento de los soldados espartanos y la insuficiencia
de ejercicios con el armamento nuevo, tanto tácticos como de técnica de
esgrima, figuran entre las causas de las derrotas de Lacedemonia.
A las
conquistas de los romanos contribuyó grandemente el manejo de las armas (la
práctica de la esgrima), juntamente con otros ejercicios de entrenamiento
militar: “No es del número ni del valor ciego de lo que puede esperarse la
victoria; ésta, en los combates, acompaña generalmente a la capacidad y a la
ciencia de las armas” – Vegecio (primero en describir la forma de enseñar.
Durante
la paz, los romanos realizaban constantemente el aprendizaje de la guerra; de
ahí que la etimología de la palabra «ejército» (del latín exercitum). En esta
formación del soldado romano, los doctores armarum instruían en el manejo de
las armas y en ejercicios concretos. Los maestros de esgrima propiamente
dichos, lanistae, que al principio tenían como misión la de formar a los
gladiadores, fueron finalmente requeridos por el ejército. En tiempos del
Imperio, desde Trajano, hubo un maestro de armas para cada cohorte («doctor
cohortis).
En cuanto
a la naturaleza de las armas que usaban los legionarios romanos, existía, como
arma defensiva y al igual que en Esparta, el escudo. Esta protección se
reforzaba con la coraza y el casco. Más tarde se adoptó una botina o polaina de
hierro, que servia ara proteger la pierna derecha, la cual se adelantaba en el
combate a espada.
El
«vectis» de la primera Época, especie de mazo con el que se lanzaban los
golpes, fue sustituido más tarde por la espada romana, corta pero de mucho
temple, pesada, cortante por ambos filos y bastante ancha, de modo que causaba
grandes heridas. Esta espada hería tanto de punta como de corte.
Los
ejercicios eran muy frecuentes y se realizaban al aire libre o en grandes salas
cubiertas. Se ejercitaban de hombre a hombre, con bastones o espadas de madera,
cuya punta se hallaba recubierta por un botón de cuero. Para premiar su
aplicación, los soldados más diestros en el uso de las armas recibían raciones
suplementarias.
Como
particularidad, cabe destacar el ejercicio del poste, que consistía en aprender
a herir al enemigo en un sitio preciso, y resultaba muy útil para el
aprendizaje de los soldados nuevos, llamados «tirones». A éstos se les
entregaba un escudo, que pesaba el doble de los que habrían de servirles en la
guerra, y armas de madera, también más pesadas que la espada por ellas
sustituida. Así armados, se les hacia tirar contra una estaca fuertemente
fijada en tierra y que sobresalía del suelo unos seis pies. El soldado se
ejercitaba contra dicho objeto, que representaba un enemigo, tirándole ya a
altura de la cabeza, ya a la del pecho, de los flancos o de las corvas. Los
maestros de armas velaban por que los soldados asestaran sus golpes sin
descubrirse, y se les ejercitaba, sobre todo, en los golpes de punta.
Vegecio
dice a este propósito: «Los romanos no solamente han batido con facilidad a los
enemigos que se servían únicamente del corte, sino que siempre se han burlado
de ellos. Sea cual fuere la fuerza con que se aplique un golpe de filo, rara
vez mata, porque las armas de golpe defensivas y los huesos le impiden penetrar,
mientras la punta, con entrar dos dedos solamente, causa a menudo una herida
mortal. Por otra parte, no es posible dar un golpe de filo sin descubrir el
brazo y el costado derecho, en tanto que puede herirse de punta sin descubrirse
al enemigo y atravesarlo antes que él vea llegar la espada. Con armas de mucho
peso es verdad que el golpe de filo resulta más lento que el de punta, y que se
corre el riesgo de descubrirse. Pero si hemos de hacer una comparación completa
y exacta de los golpes de punta con los golpes de filo, habremos de distinguir
entre diferentes clases de arma, según su calidad, su equilibrio y también
entre los distintos casos, según los adversarios estén más o menos cerca. Desde
el punto de vista militar, hay que distinguir también según que los adversarios
estén a pie o a caballo, según estén ocupados de una o de otra manera».
Fuera de
su utilidad para la guerra, la esgrima formaba parte importante de la vida
civil de Roma. Como lo ha sido en' muchas otras épocas, también entonces fue un
ejercicio a la moda, del que participaban tanto hombres como mujeres, que se
entregaban a él apasionadamente. Los romanos ricos hacían construir en sus
villas gimnasios en los que se cultivaba la esgrima y demás ejercicios
corporales. Una prueba evidente de la aceptación de la esgrima por las clases
más nobles nos la ofrece Suetonio, cuando cuenta que César, en lugar de dejar
que se instruyeran los aprendices de gladiadores en las academias, quiso
encargar de esta misión a caballeros romanos, y a los senadores más reputados
como expertos en esgrima.
Pero no
sólo se reservó la esgrima para una clase privilegiada. También hubo gimnasios
públicos en tiempos del Imperio. Y las termas, Los baños públicos o privados,
contenían también salas destinadas a la práctica de la esgrima y de otros
ejercicios.
Los
juegos del circo y los combates de gladiadores, que tuvieron tanta aceptación e
hicieron furor durante el Imperio, necesitaron la creación de escuelas de
esgrima especiales.
Es
incuestionable que algunos combates de los gladiadores no se parecen en nada a
la esgrima propiamente dicha. Un duelo entre mirmillón y reciario, por ejemplo,
genero de combate muy a la moda, exigía una táctica muy especial. El reciario
combatía armado de un puñal, de un pequeño tridente de una gran red (de ahí el
nombre: retiarius) que tenia debajo unas bellotas de plomo y, por arriba, una
larga cuerda. Con estos aparatos, el reciario acechaba al mirmillón para
envolverlo en su red como si de un pez se tratase. El mirmillón, generalmente
elegido entre los esclavos galos, estaba armado de un escudo y de una mala
espada; si no sabía librarse de caer entre las mallas de la red, que, apretadas
con vigor, le privaban de todo movimiento, quedaba a merced de su adversario.
Pero otra
clase de gladiadores combatían según las reglas de la esgrima ordinaria. En los
juegos del circo se empleaban toda suerte de armas. Los escudos eran de
dimensiones varias, según las categorías de los gladiadores, y dividían la
opinión del público: había partidarios de los grandes escudos, como los que
utilizaban los mirmillones y los samnitas; otros se inclinaban hacia los
pequeños escudos, usados por los “traces”. Un combate muy celebrado era el de
los ambidextros, que luchaban armados bien de dos puñales, bien de dos espadas,
bien de un puñal y un tridente. A menudo reservaban una de las dos armas para
la lucha cuerpo a cuerpo.
Los
«hoplomacos» estaban armados pesadamente, cargados de hierro de los pies a la
cabeza. El combate entre ellos evoca ya la idea de los combates entre
caballeros de la Edad Media.
Hubo
grandes escuelas de gladiadores, con “lanistae” o maestros de esgrima, que no
sólo enseñaban el arte de manejar bien las armas, sino también el de recibir
las heridas con gracia y con nobleza, para satisfacción de los espectadores del
circo.
Al igual
que los soldados nuevos, los aprendices de gladiadores se ejercitaban con armas
de más peso que las armas de combate; dirigían sus golpes a un poste clavado en
tierra o esgrimían de hombre a hombre con espadas de madera pesadas o con
bastones gruesos.
3. LA
ESGRIMA EN LA EDAD MEDIA
Entre los
diversos pueblos bárbaros que entran en la historia al empezar la Edad Media,
el manejo de las armas, de forma más o menos acertada, tenía igualmente una
gran importancia, y no sólo a causa de las guerras, sino también en razón de
los frecuentes lances personales y del duelo judicial, cuyo origen es atribuido
a las costumbres de los pueblos escandinavos y germanos, los cuales rendían
honor a la espada (denominada eskermie), dedicándole himnos. En estas
civilizaciones, hasta los propios reyes se sometían al uso del duelo.
A la
caída del Imperio Romano, las tribus germánicas, que habían conservado gran
parte de sus costumbres durante la dominación, fueron quizá las primeras en
aceptar el combate con espadas como un medio de determinar cuestiones judiciales
y de vengar ofensas. Bajo la influencia germánica extendida por Europa entera,
el duelo se desarrolló en el conjunto de la cristiandad, admitiéndose como una
prueba material en Los Juicios de Dios, práctica que continuaría durante toda
la Edad Media como parte integrante de la caballería.
Los
francos tuvieron como armas ofensivas, principalmente, una espada corta,
fuerte, afilada, mejor templada que la de sus antepasados los galos -más bravos
que bien armados-; la «framée», especie de lanza o media pica; la “francisca”,
hacha de uno o dos filos que manejaban con vigor y destreza; la maza; el dardo;
el “antón”, compuesto de tres hojas puntiagudas y cortantes que se reunían
hacia el mango, siendo en las puntas divergentes, y que servía para golpear, atravesar
y agarrar; la “scramasaxe”, especie de cuchillo grande o sable corto. Como arma
defensiva utilizaron durante mucho tiempo el escudo, sin servirse de cascos ni
corazas.
Durante
la dinastía Carolingia se generalizó el uso de vestir diversas cotas de malla
para resguardar el cuerpo, desde el cuello hasta los muslos. Esta protección se
completó pronto con mangos y calzas de malla. Pero fue, fundamentalmente,
durante la dinastía de los Capetos cuando los combatientes, para salvaguardar
mejor su cuerpo, se cargaron de hierro.
Los
combates entre caballeros casi invulnerables a causa de tales protecciones
hicieron necesaria una esgrima singular, sobre todo cuando a las cotas de malla
se añadieron las armaduras lisas (compuestas de lanchas de acero), cuya
fabricación se iría perfeccionando hasta el siglo XVI. Esta esgrima consistía
en hacer perder los estribos, derribar y romper las armaduras con las pesadas
armas que en aquel entonces se usaban. Se crearon armas especiales para
penetrar por las junturas de las armaduras y para atravesar las mallas.
Sin duda,
la destreza era también de gran importancia en esa esgrima de lanza, espada,
etcétera. Precisamente para adquirir esa destreza los caballeros cultivaban los
ejercicios empleados en torneos, justas, etcétera. Pero la escuela dominante en
este período era la de la fuerza bruta.
4. EL
NACIMIENTO DE LA ESGRIMA MODERNA
En el
siglo XIV se produce un fenómeno totalmente innovador en el panorama de la
Esgrima el descubrimiento de la pólvora en Europa y, consiguientemente, el uso
y posterior perfeccionamiento de las armas de fuego.
Contra lo
que pueda pensarse y aunque parezca una paradoja, las armas de fuego fueron la
causa primera del desarrollo de la Esgrima. Esto es un hecho incontestable: el
uso de las armas de fuego hizo que, progresivamente, se renunciara a las
armaduras, cuya protección ya no era tan eficaz y sólo provocaba el entorpecer
de los movimientos de las tropas.
Habiendo
llegado el tiempo de renunciar al uso de la armadura, los nobles buscaron un
manejo más hábil de la espada. Además, hasta ese momento, los villanos y los
simples burgueses hablan desarrollado agilidad en la esgrima, puesto que, ante
la imposibilidad de adquirir armaduras a causa de su elevado coste, se vieron
obligados a suplir protección por habilidad.
Paralelamente
a este hecho, ya en diversos países, principalmente España, Alemania, Francia,
Italia e Inglaterra, existían asociaciones de esgrimidores, de origen bastante
antiguo. En ellas se reunían maestros para examinar a los aspirantes a
maestros, otorgándoles con posterioridad diplomas de aptitud.
Es en
estas circunstancias y en este momento -a finales de la Edad Media- cuando nace
la esgrima moderna, bajo una característica fundamental: la codificación del
conocimiento teórico.
El
testimonio gráfico más antiguo del que tenemos noticias, el “Flos Duellatorum
in armis, sine armis, equester, pedestre”, se debe al maestro italiano Fiore
dei Liberi, y. aunque data de 1410, no fue conocido hasta el siglo XX, en 1902.
Su interés para nosotros radica, por tanto, en lo que este libro representa en
cuanto a testimonio de la esgrima de la época en que fue escrito, y no en su
función difusora de conocimientos. Ahora bien, más que un tratado, se trata de
un estudio compilatorio de la esgrima de la Edad Media, que contiene numerosas
ilustraciones, de las que deducimos que el combate se parecía más a una lucha
para suprimir al adversario por cualquier método que a una ciencia del manejo
de las armas.
En 1443
tiene lugar la aparición de un manuscrito del maestro germano Talhoffer,
denominado «Fechtebrech», en el que aparecen algunas de las figuras que se
encontrarán en las publicaciones futuras: esgrimir con dos manos, espada y
pica, hacha, escudo, escudo con gancho, daga, cuchillos, etc.
Al margen
de estos textos conocidos, y de otros de la misma época que no hayan llegado
hasta nosotros, la mayoría de los autores actuales citan a España como punto de
partida de la esgrima moderna ello en base a la publicación, en torno a 1470,
de tres obras, consideradas los primeros tratados de esgrima, debidas a los
maestros españoles Diego de Valera, Juan Pons de Perpiñán y Pedrós de Torre, a
las que, cincuenta años después, seguiría otra obra española, el tratado de Esgrima de Francisco Román. Por
otra parte,
la
primera regulación legal del duelo en España data de 1480 bajo el reinado de
los Reyes Católicos, y se recoge en la Ley de la Ciudad de Toledo.
En todo
caso, y aunque las escuelas españolas de esgrima gozaron de un gran renombre hasta
el siglo XVI, la esgrima española, en cuanto a la teoría, permaneció largo
tiempo estacionada, en tanto que Italia primero y luego Francia hicieron
progresos y perfeccionaron sus métodos.
Los
progresos teóricos de la esgrima contribuyeron al desarrollo del duelo, y éste,
a su vez, contribuyó al desarrollo de la esgrima. La búsqueda de los mejores
medios de tocar sin ser tocado, constituyó la principal preocupación de los
“siglos duelistas”.
En los
combates pervivió durante mucho tiempo la costumbre de esgrimir a dos manos: el
escudo de la antigüedad fue sustituido por el puñal o la daga, mientras la mano
derecha asía, desde el siglo XVI, una espada que se prolongaba más que la espada antigua: era la
rapiere, de origen español (aunque en nuestro país era denominada “tizona” y
muy indicada para las estocadas).
La daga,
por su parte, hacia que el cuerpo a cuerpo resultara singularmente mortífero.
Es de presumir que fuera ésta la razón de buscar para la mano derecha un arma
que permitiera tener al adversario a gran distancia. Por ello hubo tizonas que
tenían una longitud verdaderamente desmedida.
Siendo
muy larga, la «rapiere» no podía ser ancha, sopena de resultar muy pesada. Las
cuchilladas o golpes de filo se fueron progresivamente abandonando, hasta
prácticamente desaparecer.
En el
curso de los años sucesivos, este arma se iría modificando mas y mas.
En el
segundo tercio del siglo XVII disminuiría su longitud para hacerla más
manejable y si conservó dos filos durante algún tiempo, fue principalmente para
impedir que fuera asida por la mano del adversario. Se adoptó una hoja
triangular vacía para hacerla mas ligera y se modifico la antigua forma del
puño.
La
evolución de las armas influyó en las teorías de esgrima, de la misma forma que
estas condicionaron aquellas
· Ilustraciones
de Fiore de Liberi
5. EL
DESARROLLO DE LAS ESCUELAS DE ESGRIMA
La forma
en que parece más adecuado seguir el proceso de evolución de la esgrima moderna
es a través de los tratados teóricos, que recogían innovaciones y experiencias
en el manejo de las armas, por lo que analizaremos a continuación los autores
más importantes y sus principales aportaciones a este desarrollo.
MAROZZO
En
Italia, el primero de los libros renombrados es el de Achille Marozzo,
publicado en 1536. Maestro nacido en Bolonia, donde ejerció como profesor de
esgrima, sus discípulos debían jurar sobre la cruz de la espada no tomar
partido contra su maestro y no enseñar nunca a nadie, sin su permiso, los
secretos que les revelarla.
Marozzo,
como también Grassi hará, calca su método de la esgrima romana, pero
sustituyendo el antiguo escudo por el puñal, el cual, colocado en el centro del
pecho del tirador, debía servirle para desviar el arma del adversario y facilitarle
su propia acometida por medio de una estocada.
Esta
obra, empieza por poner en manos del alumno la espada de doble filo, e indica
la manera de cogerla. A continuación clasifica los golpes de filo, y muestra
los diferentes empleos del filoy del falso filo. Define como mandobles los
golpes dados, con el filo verdadero, del lado derecho en razón a quien los da,
y reveses los dados del lado izquierdo. A su vez, clasifica los mandobles y los
reveses como circulares, ascendentes, descendentes, oblicuos descendentes, etc.,
según la dirección y la manera de darlos. En suma, la esgrima ofensiva de corte
figuraba exhaustivamente recogida en este libro, mientras que hablaba muy poco
de la punta. Igualmente es imperfecto el tratamiento dado a la defensiva:
Marozzo hacia tomar una serie de guardias, que se acompañaban de pases
continuos de una guardia a otra, pues no se trataba tanto de una posición
defensiva, cual hoy sucede, sino del punto de partida para un ataque o una
serie de ataques; al corresponder cada guardia a un tipo de ataque, cambiando
rápidamente de guardia cambiaba a la vez el ataque probable, con lo que se
desorientaba más y mejor al adversario o, al menos, se le obligaba a adoptar
nuevas actitudes, en alguna de las cuales se esperaba sorprenderlo.
AGRIPPA
El
tratado de Camillo Agrippa aporta, junto al de Marozzo, la estructura primaria
de la esgrima actual. Este autor italiano era muy Celebre por diversos títulos
y aficionadísimo a r as armas, como su ilustre amigo Miguel Ángel Buonarotti,
de quien se dice colaboró activamente en el tratado de Agrippa, aportando los
múltiples grabados que lo ilustran.
Agrippa
simplificó la clasificación de las guardias, reduciendo a cuatro el número de
guardias útiles: “prima, seconda, terza y quarta”. Estas guardias,
verdaderamente, sólo recuerdan de una manera incompleta las guardias modernas
de primera, segunda, tercera y cuarta:
- la
guardia de prima se adoptaba cuando se acababa de desenvainar. Se trataba de
ponerse pronto en guardia, por temor a una acción sorpresa del adversario.
Ahora bien, cuando se desenvainaba la larga rapiere de entonces, la mano se
encontraba encima de la cabeza antes de que la punta saliera de la vaina, de
ahí que en esta primera guardia se conservaba esa posición de la mano por encima
de la cabeza;
- en la
seconda, el brazo había bajado al nivel del hombro;
- en la
terza, la mano estaba exactamente encima y por fuera de la rodilla izquierda;
- la
quarta era similar a la tercera, pero con la mano más a la izquierda.
Por otra
parte, Agrippa hace poner los pies unas veces próximos y en la misma Línea, y
otras alejados entre si luego recomienda el empleo de los pases, bien para el
ataque, bien para la defensa. En alguna ocasión hace que el pie izquierdo se
deslice para atrás, al tiempo de dar el golpe. No enseña el fondo y, como
recurso defensivo, se contenta con cubrirse con el contraataque.
Su obra
trata igualmente del empleo simultáneo de espada y puñal, o bien de dos
espadas; habla de la alabarda de la espada a dos manos, y da instrucciones para
el combate a pie contra el jinete.
Aconseja
dar la estocada al rostro, lo que se explica por el hecho de que los
contendientes vestían entonces cota de malla o se protegían pecho y vientre de
alguna manera.
Este
tratado es el primero en que se hace mención de las líneas divididas en altas,
bajas, internas y externas.
GRASSI
Italiano
como los anteriores, en su obra, datada en 1570, Giacomo di Grassi no insiste
tanto como Agrippa en la utilidad de la punta, aunque se muestra partidario de
ella y entra en detalles acerca de los cortes, que clasifica, según donde se
den, en golpes al hombro, al codo o a la mano.
Estudia
con cuidado las propiedades defensivas y ofensivas de las distintas partes de
la hoja. Habla de lo que puede traducirse por “razonamientos de la hoja”,
primera indicación del estudio del sentimiento del hierro tan importante es la
Esgrima.
El
ejercicio con la espada y el puñal, así como el uso de la capa, son objeto de
una gran parte de la obra. También se ocupa de la práctica con dos espadas,
reemplazando una de ellas, en la mano izquierda, a la daga o el puñal.
SAINT-DIDIER
Bajo la
influencia de los tres maestros italianos anteriores, ve la luz el primer
tratado de esgrima francés, escrito por el provenzal Henry de Saint-Didier,
tratado que empieza a sentar las bases de la futura escuela francesa.
Al igual
que Marozzo, Saint-Didier clasifica los golpes de filo en función del blanco a
alcanzar: Hombro. Pecho. Flanco o pierna; los de punta se dirigen
preferentemente a la cara.
Contempla
la parada, cuando uno de los combatientes se opone al golpe del adversario,
Llama a esta acción “cruzar la espada”, y enseña a “esquivar la espada” en
dicho caso.
Para
explicar sus principios teóricos, Saint-Didier pone frente a frente a dos adversarios,
que denomina “lugarteniente” (que es el instructor) y “preboste”. Las
diferentes alternativas del asalto-lección que ambos ejecutan aparecen
reproducidas en una larga serie de grabados intercalados en el texto. Enseña
también a asirse a la espada del adversario y a desarmarle.
El libro
de Saint-Didier fue publicado en 1573, durante el reinado de Carlos IX, que
autorizó igualmente la creación de la Academia de Maestros en hechos de armas
de la Academia del Rey». La creación de esta sociedad, unida a la llegada a la
Corte francesa, en tiempos de la regente María de Medicis, del maestro italiano
fabiani, para enseñar esgrima a los nobles e instruir a los ejércitos, fueron
las causas primeras del notable desarrollo que conocerla la esgrima francesa desde
mediados del siglo XVII.
VIGGIANI
Entre los
autores italianos que, a fines del siglo XVI y principios del XVII, marcan los
progresos de la esgrima, hay que citar ante todo a Viggiani. Se trata del
primer autor que, en su obra de 1575, admite varios golpes de punta, a los que
da una clasificación: según que procedan de la derecha o de la izquierda, los
denomina, respectivamente estocadas de derecha o estocadas de revés”
Los
medios de defensa establecidos por Viggiani son los mismos que los de sus
predecesores. Sin embargo, el que consideraba más eficaz contra cualquier golpe
es ejecutar un revés circular sobre el ataque del enemigo empleando la mayor
fuerza posible para tratar de romper la hoja adversa al choque del tercio
fuerte con el débil, acabando en estocada alta. Como se aprecia, es el
precursor de las actuales paradas circulares o de contra.
Otro
merito de la obra de Viggiani es la realización de un esbozo sobre el fondo.
FABRIS
En la
obra de Salvatore Fabris, datada en 1606, este maestro italiano reconocía
cuatro guardias o estocadas principales, que denominaba primera segunda,
tercera y cuarta. En esta época, la palabra guardia empieza a adquirir una
significación más extensa que la que habla tenido hasta entonces, y que es la
que le damos actualmente. Expresa no solamente la posición tomada para la
defensa, sino también la que sirve para el ataque: se trata de una posición
ofensivo-defensiva.
La
esgrima debe a Fabris la elevación y descenso de la punta, y el haber
coordinado las maneras de dar los golpes de unta con los cuatro diferentes
tipos de guardia. También contempla su obra indicaciones sobre el oportunismo
en esgrima y el estudio de la medida.
Respecto
a la cuestión de saber si valla más, ante un ataque, realizar un contraataque
al tiempo de parar o responder en dos tiempos, Fabris se muestra decididamente
partidario del tiempo único y contratiempo doble. Esta teoría permaneció entre
los tiradores como artículo de fe mientras que la hoja conservó su desmesurada
longitud. Solo fue desechada por los franceses cuando, ochenta años más tarde,
empezaron a acortarse las espadas, tanto que antes de finalizar el siglo XVII
se usaban ya unas hojas de ejercicio más cortas que el florete francés moderno.
En cualquier caso, la vieja teoría se mantuvo en los palees donde se conservó
la espada larga.
GIGANTI
Al
italiano Giganti se le atribuye la enseñanza generalizada del fondo por el derecho. Fue además el
rimero que hizo desarrollar al tirador todos los ataques, llevando el pie
derecho adelante, como hoy se hace.
La
guardia descrita por Giganti se aproxima mucho a la actual: solamente la pierna
derecha está un poco más tendida, el brazo izquierdo permanece al costado, a la
altura del pecho. Mira el tiempo y la distancia como dos cosas de la mayor
importancia en el ejercicio de las armas. A pesar de su predilección por la
espada sola, habla todavía de cuchilladas, enseñando a evitarlas por un pase,
al mismo tiempo que se tira una estocada al ojo.
CAPOFERRO
Una obra
muy completa, que figuró entre las más señaladas de su momento, fue la de
Rodolfo Capoferro, de 1610.
Este
autor cuenta seis guardias, cuatro de ellas principales. No aconseja los golpes
de corte en la mayoría de los casos, peo si a caballo.
Entre sus
recomendaciones prácticas, es de señalar ésta, relativa a los golpes a la mano
o a los brazos: “Si tenéis que habéroslas con un adversario brutal, sin
ocuparse de tiempo ni medida, que os ataca con ímpetu, podéis obrar de dos
maneras: una, empleando el contraataque como yo lo enseño, y así podéis
contener su ataque por un golpe a la mano o al brazo que tenga la espada; otra,
dejándole golpear en vago, haciendo para eso un movimiento de retirada y
asestándole entonces una estocada a la cara o al pecho.
THIBAULT
Al unos
años después de las obras de Giganti y de Capoferro, en 1626, se publicó en
francés la obra de Gerard Thibault, cuyo valor, desde el punto de vista
técnico, no parece corresponder al lujo coste de la edición. Según ciertos
pasajes del libro, particularmente aquellos en que el autor habla del (sentimiento
de la espada), puede suponerse que su enseñanza, en la práctica,
valdría
más que sus teorías.
Thibault
coloca a los tiradores a corta distancia, al igual que Saint-Didier. Sus
movimientos se ajustan a las llenas geométricas de un círculo misterioso, del
cual hace el autor la base de su teoría.
En su
aplicación de la geometría a la esgrima, parece que Thibault se inspiró mucho
en las ideas de la escuela española de fines del XVI, si bien los españoles
tenían mayor valor, sin duda, en la práctica que en la teoría.
CARRANZA
El libro
de Jerónimo de Carranza, finalizado en 1569, aunque no se publicó hasta 1582,
trata de “la filosofía de las armas y de la destreza en su manejo, así como del
ataque y de la defensa cristiana”, y en él las teorías morales y teológicas del
autor, que se daba a sí mismo el titulo de inventor de la ciencia de las armas “ocupan
casi tanto lugar como la .propia teoría de esgrima. Carranza parece, en efecto,
haber inventado un sistema muy original, ya que no práctico, basado en las
relaciones matemáticas de los círculos, de los arcos, de los ángulos y de las
tangentes.
Sería
difícil resumir con claridad las aplicaciones hechas por Carranza de la
geometría de la esgrima Quevedo, que era él mismo un buen espada, satirizó con
gracia en su novela *Don Pablo de Segovia la confianza exagerada del tirador
científico, del diestro que fía demasiado en semejantes principios, poniéndole
frente a un adversario ignorante pero muy resuelto; el diestro era vencido,
aunque hubiera ganado los grados al perfil, sistema de marcha, espada en mano,
que debla, teóricamente, asegurarle una victoria infalible. “Ganar los grados
al perfil era saber ganar la ventaja por pasos consecutivos alrededor del
adversario.
PACHECO DE NARVAEZ
Los principios
de Carranza vuelven a encontrarse en otro autor español muy conocido: su
discípulo don Luis Pacheco de Narváez, autor del “Libro de la Grandeza de la
Espada”. En él se enseñaba la guardia siguiente: a El cuerpo derecho, pero de
manera que el corazón no esté directamente frente a la espada del adversario,
el brazo derecho completamente extendido, los pies bastante juntos, El autor
dice, entre otros argumentos en que apoya la conveniencia de esta guardia, que
extendiendo el brazo no hay peligro de ser herido en el codo.
Los
adversarios se ponían en guardia fuera de distancia. Con demostraciones
geométricas se les enseñaban las nociones generales de la distancia, de la
medida correcta, a pie firme y marchando. Giraban alrededor uno del otro,
haciendo movimientos de costado a fin de poner al adversario en una situación
comprometida. Una vez comprendidos estos preliminares, el discípulo debla
aprender y practicar todos los pases posibles. Al igual que Carranza, Pacheco
de Narváez ofrece multitud de ejemplos y explica lo que ha de hacerse ante cada
uno de los movimientos del adversario, variando la complicación de los pases
según que su acción fuera violenta, natural, remisa, de reducción, extraña o
accidental, según el adversario fuera de grande o pequeña estatura, según que
su temperamento fuera musculoso o nervioso, colérico o flemático.
Parece
increíble, a primera vista, que una es rima practicada según principios tan
artificiales haya podido permanecer tan largo tiempo en boga. Sin embargo, los
españoles pasaban por duelistas bastante peligrosos en los siglos XVI y XVII,
lo que podría tal vez explicarse por sangre fría que Pe s daba la práctica de
unos ejercicios tan metódicos y por el hecho de que era indispensable un
trabajo constante para adquirir la destreza más elemental. Poco importaba la
imperfección del método, pues el hábito continúo del manejo de la espada hacia
las veces de ciencia y otorgaba ventaja, en aquel tiempo en que era necesaria
una fuerza muscular nada común, para manejar fácilmente el arma de combate, que
era muy pesada. Añádase que ese método, al lado de sus imperfecciones,
ejercitaba la táctica y desenvolvía el sentimiento de la distancia.
6. EL
FLORETE Y LA PREEMINENCIA DE LA ESCUELA FRANCESA
Las
razones de la lentitud en los procesos de la esgrima moderna a espada hay que
buscarlas en algunos condicionantes que tuvieron lugar durante su nacimiento:
- la mano
izquierda se usó durante mucho tiempo, bien para esgrimir otra arma, bien para
parar, por lo que no se utilizaba la espada en todo su posible aprovechamiento;
- el
exagerado peso de la hoja y su excesiva dimensión dificultaba los movimientos;
- algunos
adversarios protegían su cuerpo, en todo o en parte, con sus vestiduras, causa
probable de que se retardara la práctica
de las estocadas al pecho y al vientre;
- en las
salas de armas, la falta de maestros impidió que el juego se desenvolviera en
ataques y réplicas.
En
Francia, desde mediados del siglo XVII, la esgrima de punta empezó a
perfeccionarse y a hacerse más variada, gracias a una espada más ligera que la
antigua y a un instrumento de ejercicio todavía más ligero que cualquier
espada: el florete de tipo moderno. La escuela francesa se separa en ese
momento significativamente de la escuela italiana, su avance es notable y sus
maestros comienzan a ser requeridos por otros países.
El primer
autor destacado de esta nueva escuela es Charles Besnard. La puesta en guardia
que rescribe en su obra de 1653 viene a ser como la actual, con el cuerpo más
hacia adelante y el brazo izquierdo arqueado a un lado de la cabeza. Hace
marchar pasando el pie izquierdo delante del derecho, y romper llevando el pie
derecho detrás del izquierdo. Conoce y emplea el fondo por el pie derecho, pero
no se sirve de él para todos los ataques; algunas veces hace
tirar el
golpe acercando el pie izquierdo al derecho, y avanzando este, en seguida, a la
distancia de la guardia, al mismo tiempo que se inclina el cuerpo adelante.
Según
este autor, la flanconada se tira fuera, con las uñas vueltas hacia abajo y el
cuerpo muy inclinado. Además, prohíbe parar con la mano izquierda, como cosa
arriesgada, y enseña un saludo que él denomina ((reverencia)) ( primera referencia
que poseemos sobre el saludo en esgrima).
En suma,
el libro de Besnard recopiló todas las mejoras adoptadas sucesivamente en
Italia Y en Francia y, es la primera obra en que se aprecia un juego de paradas
tan completo.
Tras
Besnard, las principales obras que marcaron los progresos de esta escuela
contribuyeron a su desarrollo se deben a &liberto de la Touche, Le Perche
du Coudray y Wernesson de Liancourt.
Para
Filiberto de La Touche la guardia se realiza como la conocemos actualmente.
Según él, “la espada tiene un fuerte y un débil, un fuera y un dentro, un alto
y un bajo)). Es, pues, el primero que define la forma de entrar al adversario
por una llena definida por la hoja adversa. «Hay tres paradas principales que
responden a las tres maneras en que se puede tirar una estocada; a saber:
dentro, encima o debajo de la espada. Describe el ((bote del rústico)), el cual
consiste en coger la espada a dos manos, pegar con todas las fuerzas en la del
adversario y luego hacer un paso avanzado para herirle de punta.
Le Perche
du Coudray es el primer autor que, en 1676, insistió sobre el valor de la
respuesta. La guardia que este autor describe es similar a la nuestra, aunque
con la mano derecha más baja. También es idéntica a la actual la forma en que
hace marchar, incluso pasando un pie delante del otro.
Le Perche
pretende que las paradas se realicen con el fuerte sobre el débil, para desviar
mejor la punta enemiga y hacer la respuesta más pronta, porque -según él-
cuando la parada está bien ejecutada, la réplica es un golpe seguro.
Describe
el fondo avanzando el pie derecho, pero sin hacer que se incline el cuerpo ni
torcer el pie izquierdo, como hacían sus predecesores.
Es Le
Perche un maestro hábil, que comprendió antes que nadie el valor de la
respuesta y que fue el primero en enseñarla. También prohíbe arar con la mano
izquierda, principio que no había de ser admitido durante largo tiempo. Hay que
señalar, por último, que su obra es la primera que trata del cupé.
Liancourt,
en 1686, se refiere largamente a los desarmes y asimientos, y aprecia la
respuesta, recomendando su uso. La longitud de la espada -dice- puede variar,
aunque no habla de afilar los cortes, lo cual hace pensar que habla renunciado
enteramente a los golpes de filo.
El si lo
XVIII ve cómo la escuela francesa se va perfeccionando, y así Girard, en 1736,
enseña los contra libramientos (contras actuales), y Danet, famoso maestro de
armas de Paris, 1766 un tratado que, además de designar por vez primera las
contras de tercera y de cuarta y hablar antes que ningún otro de la parada de
punta volante, suscitó las críticas de la Academia de Armas, que principalmente
le imputaba el haber querido cambiar la designación de ciertos términos de
esgrima.
Pero el
acontecimiento más destacado de este es, sin duda, la implantación definitiva
de las caretas de enrejado metálico, que perfeccionó La Boessiere, padre.
Antes de
la adopción de las caretas en las salas de armas, el asalto se sometía a reglas
que buscaban mantener a los tiradores en la más correcta regularidad, pero que
privaban a algunos movimientos de la rapidez de que son susceptibles, y aun
quitaban a los tiradores el recurso a ciertos golpes. Desde la implantación de
su uso, la esgrima ha hecho grandes progresos en cuanto a la dificultad y a la
severidad, aunque hay quien sostuvo que lo que había ganado en este sentido lo había perdido en cuanto a
gracia y regularidad.
Pero la
verdadera discusión no surgirá hasta el siglo siguiente, el XIX, y más
concretamente su década de los treinta. La reacción artística contra el estilo
académico del clasicismo, impuesta por el romanticismo, no se limitará a la
poesía y a la pintura, sino que también alcanzará a la esgrima. Grandes
maestros partidarios de la armonía de movimientos vieron con amargura cómo se
fundaba y desarrollaba una escuela que, no cuidándose más que de acertar el
golpe, desechaba por inútiles y casi por ridículas la gracia en las actitudes y
el abuso de las convenciones.
Esta
nueva escuela de esgrima “práctica”, de la que formaban parte militante el
barón de Bazaucourt y el príncipe Pierre Napoleón, con sus respectivas obras
“Secretos de la Espada” y “Manejo de la Espada”, ganará adeptos día tras día.
En
cualquier caso, entre los excesos de los tiradores románticos -especialmente de
aquellos más irregulares- y los de la escuela antigua, en la que, so pretexto
de guardar el clasicismo, se abusaba de las convenciones, era preciso buscar
un punto
medio. El maestro Jules Jacob, que conocía admirablemente el juego clásico,
aplica, en su tratado “El Juego de la Espada”, la esgrima moderna al duelo.
No fue
Jacob el auténtico creador de todas las partes de su método, ni siquiera lo que
el llamaba el “petit cote” Incluso un autor reputado como clásico por
excelencia, La Boessikre, habla ya recomendado para ciertos casos el golpe a la
mano. Pero ningún autor habla insistido tanto como éste sobre el lado práctico
de la esgrima, tan tenido en cuenta en la actualidad. El uso de las contra
respuestas y la continuidad en la frase de armas constituyen una de las
características de la escuela moderna, y a ello ha contribuido indudablemente
el método de Jacob.
Hay
autores que citan Turquía como cuna del Sable. Como arma de esgrima, el sable
militar de caballería adquiere carta de naturaleza en la Italia de fines del
XIX, con la invención del Sable de duelo, que será posteriormente adoptado por
los otros países y llegará hasta nuestros días.
Se cita
generalmente a Radaelli como el autor de los principios de base y del
desarrollo técnico del sable ligero. Es, en efecto, el maestro milanés Giuseppe
Radaelli quien define el proceso técnico del manejo del sable con movimientos
procedentes del codo, y con un sistema defensivo basado en las paradas de
primera, segunda y quinta, con el brazo muy adelantado.
El
maestro Santelli, al instalarse en Budapest en 1896, introduce esta escuela en
Hungría -donde ya había podido ser observada en la persona del maestro Barbasetti,
que había participado en torneos en ese país-, originando una nueva escuela de
maestros: la escuela húngara.
Una
nueva generación de maestros húngaros revolucionarán este método, entre los que
destaca principalmente Borsody, quien insiste en la importancia de la muñeca y
no del codo cambia el sistema defensivo a las paradas de tercera, cuarta y
quinta, con el brazo muy recogido y crea un sistema de desplazamientos, juego
de piernas, ritmo y cadencia que son la base de la esgrima actual.
Trabajo realizado por : Hermano Miguel Serrano Morro.